Este fin de semana se llevaron a cabo las festividades de la virgen de Guápulo, un barrio tradicional de la capital. Por disposiciones de las autoridades policiales y del Cabildo estaba prohibido vender y consumir alcohol a los alrededores. Esto ocasionó descontento entre los que asistieron a la celebración. Nadie quería divertirse sin un un poco de ‘traguito’, como se murmuraba. Incluso ciertos vecinos increparon a los tenderos por acatar las disposiciones.
La ‘cultura del alcohol’ sobrepasa las conciencias, pues la gente aun busca los licores preparados artesanalmente a pesar de la crisis sanitaria y la ola de víctimas que dejó en todo el país.
Deberíamos aprender a disfrutar sanamente de las fiestas tradicionales. El alcohol no tiene que ser indispensable.