Ya suman 48 los fallecidos por la ingesta de alcohol adulterado. La idiosincracia de los ecuatorianos no permite medir las consecuencias de consumir alcohol. En parte, esta forma de ver y vivir las cosas, no es culpa del pueblo, sino de la dominación cultural que fabricó un país sumido en el alcohol.
Han pasado ya varias semanas, desde que se emitió la emergencia sanitaria, pero de todos modos, hay quienes siguen consumiendo alcohol y se encuentran de frente con la muerte.
El consumo de licor, aunque no fuera adulterado, es dañina para la salud.
El Ministerio de Salud Pública debería asumir esta problemática social de forma más directa. El alcoholismo es una enfermedad de la que la mayoría no sale bien librado.