El Papa Benedicto XVI clausuró ayer la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid con una multitudinaria eucaristía en la que recordó a los peregrinos que no se puede seguir a Jesús fuera de la Iglesia y anunció el regreso a Sudamérica de esta enorme manifestación de jóvenes católicos del mundo.
Tras la tormenta que arruinó gran parte de la vigilia del día anterior y que dejó siete heridos, el sol volvió a lucir con fuerza en el aeródromo de Cuatro Vientos. Los fieles, más de un millón según los organizadores, aclamaron al Pontífice a su llegada en el papamóvil para oficiar la misa que puso punto final a su visita de cuatro días realizada al país ibérico.
En la homilía, el Papa hizo una defensa de la Iglesia, muy criticada en los últimos años por escándalos de pederastia y abusos.
El Pontífice anunció además que Río de Janeiro tomará el relevo de Madrid en el 2013, un año antes del anunciado mundial de fútbol.