16 jul (EFE).- Uruguay celebró este sábado el 61 aniversario del Maracanazo de la mejor manera, con una victoria fuera de casa ante Argentina que le proyecta a las semifinales de la Copa América.
El Maracanazo del 16 de julio de 1950 es para la afición uruguaya el máximo logro del fútbol de su país. El obtenido hoy en Santa Fe no tiene esa estatura, pero sirve para hacer honor a la memoria de Obdulio Varela y sus muchachos y encaminarse con Diego Forlán y compañía hacia una nueva conquista.
Los celestes provocaron una de las más fuertes conmociones del fútbol planetario cuando derrotaron a Brasil por 1-2 en la final del Mundial de 1950 disputada en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, construido poco antes del comienzo de ese torneo. A eso se le llamó Maracanazo.
Unos 200.000 espectadores, con el cotillón en las manos dispuestos a desatar la fiesta del campeonato local, se quedaron mudos cuando Alcides Ghiggia marcó el tanto de la victoria a los 79 minutos.
El célebre escritor uruguayo Eduardo Galeano ha precisado que «El fútbol es la única religión de verdad en un país ateo como el Uruguay».
«Este país pequeño es el que decretó la jornada de ocho horas de trabajo antes que en Estados Unidos. El primero en América Latina en tener ley de divorcio, separación de la Iglesia del Estado, educación pública gratuita y obligatoria y nacionalización de servicios públicos».
«El país era además un inmenso campo de deportes. Tal vez, ahí pueda encontrarse la explicación para que con escasísima población fuera campeón Olímpico en 1924 y 1928 y campeón mundial en 1930. Cuentan en Uruguay que cuando se le da una palmada a un recién nacido para que estalle en su primer llanto, el bebé responde llamativamente con un estruendoso grito de gol».
Uruguay sabe dar valor a sus conquistas, atesora recuerdos conmovedores y ha encontrado nuevamente la circunstancia y el lugar (el estadio de Colón de Santa Fe) para encarrilar un nuevo sueño. A 61 años, exactamente, de su mayor hazaña futbolera. EFE
ee ag