El jefe de la seguridad de Egipto despidió a aproximadamente 700 policías en lo que es visto como un acto de limpieza de la fuerza pública, tan odiada por el pueblo y es visto como la concesión más reciente de los gobernantes militares que son presionados por manifestantes que tienen tomada la céntrica plaza de Tahrir de El Cairo desde hace seis días. Los abusos cometidos por la policía durante el régimen anterior fueron una razón principal para que dieran comienzo las protestas que llevaron al derrocamiento del presidente egipcio Hosni Mubarak en febrero.
Sin embargo tras su caída, las sanciones han sido lentas.