La pugna entre los estamentos de la Función Judicial, en torno al juicio realizado en contra de Rolando Tapia y seis miembros de la escolta legislativa, por supuesto atentado contra la seguridad interna del país, ha demostrado una vez más la deficiencia de ese sistema.
Así, muchos jueces son puestos y depuestos por los magistrados, sin mayores explicaciones. También resulta que el presidente del Consejo de la Judicatura, es destituído por un subalterno suyo. Esto va en contra de la funcionalidad de cualqueir entidad. Ahora, el veredicto del juicio está en el limbo, mientras los abogados defensores preparan sus argumentos para apelar la decisión de los jueces. Definivamente necesitamos un nuevo sistema judicial, sin la plaga de la corrupción.