El presidente boliviano, Evo Morales, derogó una medida que habría forzado a sacar de circulación a cerca del 60% de la flota de vehículos de transporte público, la cual amenazaba con desatar nuevas protestas populares y ponía en riesgo miles de empleos. Esta medida había sido tomada por error, que el mismo Morales admitió públicamente.