Julio Maximiliano Bevacqua. Tiene 31 años de edad. Agradece a Dios y al fútbol por los logros en su vida. Acaricia el éxito.
El talentoso delantero del club azulgrana, Maximiliano Bevacqua, reitera que su travesía por el Deportivo Quito ha sido una fuente de bendición que ha tocado a su familia.
Padre de un hermoso niño de año y diez meses, casado hace ocho y con un noviazgo de seis años más, Maximiliano vive cada instante de su vida familiar con profunda emoción.
“Llegue al país para formar parte de las filas del Manta. Terminando ese tiempo, firmé un contrato con el conjunto capitalino”, señaló el hábil delantero.
“Mi hijo nació en Argentina. Cuando cumplió tres meses tomamos la decisión de radicarnos en Quito. Extrañaba mucho a mi familia, cuando llegue al país, pero sentí la necesidad y la tranquilidad en el espacio laboral, como para tomar la decisión de trasladarlos. Ecuador es mi casa desde ese momento”, enfatizó el argentino.
“Mi hijo, Dilan es el máximo proyecto de mi existencia. Nos casamos hace ocho años, pero hace tres pensamos estar listos para traer un ángel a nuestro hogar. Lo planeamos y llegó para alegrarnos la vida. Cuando sea grande, quiero que cumpla sus sueños. No le exigiré que sea futbolista, mientras siempre se sustente en normas sanas de vida”, indicó con sabiduría el deportista.
“Mi trabajo es complicado, pasó varios días fuera de casa o existen ocasiones en las que regreso agotado de los entrenamientos, pero su sola presencia me da un aliento de constancia”, enfatizó.
“No quiero que mi carrera lo afecte. Es por eso que me esmero para no cambiarnos de país. La vida de un futbolista es así. Las oportunidades vienen y van. No quiero que mi hijo con una mudanza repentina se confunda”, aseguró.
“Estoy viviendo una temporada muy especial, Dilan empieza a darse cuenta de las cosas de manera más clara. Me llena de orgullo saber que entiende lo que le explico. Estoy muy orgulloso de mi pequeño amor”, concluyó con emoción Maximiliano.