Bastante revuelo ha causado el caso del sobreviviente de la masacre de Tamaulipas en 2010. Pero se ha manejado mal este tema. En primer lugar, dado que fue víctima de un ataque de uno de los carteles del narcotráfico más sangriento de Latinoamérica, la identidad del superviviente debió ser mantenida en secreto. Para nadie es desconocido, que estas organizaciones son capaces de encontrar en cualquier lado a quienes consideren una amenaza. El tema se ha manejado con muy poco tino. Mucha ‘publicidad mediática’ lo ha envuelto, a pesar de ser un tema sumamente delicado. Ahora también nunca se debieron mostrar imágenes del sobreviviente ni de su familia. Las autoridades deberían gestionar este tipo de protección de una manera más inteligente. No se puede arriesgar la vida de un ciudadano, ni la de su familia. Ojalá la ayuda siga llegando, pues muchas carencias habrá tenido esta familia, para que uno de ellos arriesgue su vida con el fin de darle un futuro mejor a los suyos.
