A partir del 26 de mayo la actividad sísmica del volcán Tungurahua ha disminuído de manera considerable. Además, las emisiones han sido muy poco energéticas y no se han reportado caídas de ceniza, ni bramidos. No ha sido posible la observación directa del cráter, debido a las malas condiciones climáticas en la zona. Adicionalmente, las medidas de emisión de gas también han mantenido niveles bajos. Las únicas señales son la deformación de los flancos.