El proceso de regulación de la minería se ha tardado en esta administración gubernamental. En todo caso, el proceso es bastante delicado e importante. El país ya no puede soportar más daños ecológicos y sobre todo, los habitantes que se ven afectados por la toxicidad que arrojan los procesos de extracción de oro. El mercurio y el arsénico, sustancias usadas para la explotación, son utilizadas de manera irresponsable. En las provincias de Esmeraldas y El Oro principalmente, se evidencian claramente los daños a la salud de los pobladores.
Ahora habrá que estructurar un plan que contemple una fuente de ingreso para quiénes se han quedado sin empleo. También es preciso crear redes de educación y salud, que no han llegado a esos lugares.
Esperemos también, que dentro de este proceso se dejen a un lado los intereses personales, políticos y económicos que puedan entorpecer la readecuaión de una minería sustentable. Es una responsabilidad social y ecológica.
