En plena zona comercial y bancaria de Quito, es increíble que exista el pulmón más importante de la ciudad. La diversidad de colores envuelve el ambiente que llama a la paz y la tranquilidad. El húmedo aroma se concentra en los sentidos, mientras afuera, la congestión abruma a los apurados transeúntes. La naturaleza se fusiona con la ciencia, desde el invernadero de las plantas carnívoras, el humedal, el páramo y sobre todo el orquideario, donde se pueden apreciar más de 900 especies de orquídeas que son cuidadas con esmero por Jorge López, quien explicó que para preservar estas plantas es necesario mantener un sistema de nebulización artificial, es decir imitar un ambiente húmedo y de neblina.
En este marco, Philip Seaton, científico del Jardín Botánico de Keo en Inglaterra, desarrolla un proyecto innovador en cuestión ambiental y de preservación.Entre sonrisas y un español un poco forzado, detalla que su proyecto se centra en la conservación de semillas de orquídeas, y la cultivación in vitro de estas plantas. Reiteró que su mayor ambición es poder estructurar una red de bancos de semillas en Latinoamérica, siendo Ecuador su epicentro, debido a la biodiversidad que tiene a pesar de su poca extensión territorial.
En el Jardín Botánico de Quito se albergan más de 700 árboles y 250 especies de plantas en 2,4 hectáreas, donde se desarrollan distintos ecosistemas, con el fin de representar cada zona climática del Ecuador. Además se pueden encontrar varios jardines temáticos como plantas medicinales, andinas, carnívoras y amazónicas.