Como bien sabemos, Haití ha sido devastada por varios fenómenos naturales y mucho más con el terremoto que enfrentó en el 2010. Millones de haitianos aún intentan recuperarse de tal catástrofe. Ahora, tras la posesión de Martelly como presidente (a pesar de la decadencia del poder ejecutivo en ese país), se abrió para la mayoría un ápice de vida y esperanza.
Tras las promesas del flamante mandatario, millones de haitianos esperan ver reconstruídas sus ciudades, quizá con un mejor escenario para sus hijos. El proceso será bastante largo, pero ojalá las estrategias del nuevo ejecutivo, sean las más acertadas, tomando en cuenta que los recursos son casi nulos. Entonces se deben manejar de manera muy sesuda todas las ayudas que se reciban de aquí en adelante. Todo cambio supone un miedo en la gente, pero también la expectativa de que las cosas mejoren para todos. Los sistemas deberán ser reestructurados, la confianza y la fe de millones han quedado en un solo rostro.