Carlos Sevilla vuelve al candelero para asumir un reto complicado. Independiente le entrega un hierro candente.
El estratega nacional fue llamado de urgencia para sustituir al ‘Turco’ Julio Asad, que cumplió una pobre campaña, dejando al club en las últimas casillas del torneo y con las aguas del descenso, agitándose en las puertas.
Tras la derrota ante Barcelona, en la cancha de Sangolquí, la dirigencia de Independiente que maneja el arquitecto Michel Deller, se apuró a respaldar la gestión del estratega argentino, en una medida que en ese tiempo la entendimos equivocada, porque el equipo daba claras muestras de que no caminaba en la cancha. Por esa razón, los resultados eran precarios y la razón decía, que había que enderezar el rumbo con la urgencia del caso. Pasaron después dos partidos y el caos tomó más cuerpo. Salvando el empate conseguido en el ‘Monumental’, que brindó una mínima cuota de paz, el desastre volvió a tomar dimensiones insospechadas, tras la goleada que le propinó Emelec, el viernes anterior en la cancha del estadio Rumiñahui. Asad, ni bien terminó el partido, lanzó a los cuatro vientos, que no iba a renunciar y que se quedaría hasta terminar su contrato. Fue un acto irresponsable, porque el estratega gaucho sabía como nadie, que estaban con la ‘soga al cuello’ y que la afirmación de respaldo de cualquier dirigencia en las horas de turbulencia, siempre rezan lo contrario. Era claro, el ‘Turco’ tenía que irse, tarde o temprano, como terminó sucediendo. La directiva de Independiente se jugó una carta brava, al colocar al comando, a un hombre que no estaba en plenitud de condiciones, lamentablemente, lo digo de verdad, por la severa enfermedad cerebral que sufrió.
Ahora llega Sevilla. El imbabureño es un técnico de línea dura, de carácter irrascible, que suele chocar con sus dirigidos y con los dirigentes, Me parece que es otro riesgo grande. Sólo el tiempo dirá, si tomaron al ‘toro por los cuernos’.
Por: Raúl Cruz Molina