‘La Grande’ presentó concierto de alto nivel en la Ágora de la Casa de la Cultura, como celebración de sus 40 años de carrera.
La expectativa por el concierto que Paulina Tamayo ofreció el pasado viernes llenó los corazones de sus fieles fanáticos. Los boletos se vendieron como ‘pan caliente’. Es que nadie quería perderse el concierto que en nombre de ‘La Grande’ se había planificado.
El show arrancó a las 20h20, con la puesta en escena del espectáculo a cargo del ‘Trío Colonial’ que con sus magníficas voces y con el acompañamiento musical que adornó su presentación, se llevó los aplausos de los asistentes al evento.
Los grandes del bolero, cedieron la posta al Ballet Folklórico Ecuador, de Luis Beltrán, que a través de andinos acordes hicieron bailar a los presentes. La noche anticipaba la entrada de grandes de la canción, entre ellos la voz más dulce del país, Margarita Laso, que con su presencia encendió el show.
Intervenciones como la de la Banda Sinfónica del Consejo Provincial de Pichincha, denotaban la importancia de la velada, pero sobre todo de la idea de homenajear a esta gran cantante de la platea musical ecuatoriana.
Cuando Paulina Tamayo ingresó, las seis mil almas la aclamaron con orgullo, y al unísono corearon sus canciones.
‘La Grande’ con lágrimas en sus ojos, y sacando desde su alma su grandiosa voz, interpretó temas como ‘Morena la Ingratitud’, entre otros.
La noche concluyó con broche de oro, con la presentación de Segundo Rosero. Con sus temas rockoleros, hizo brotar suspiros y recuerdos. Invitó a Paulina al escenario para cantar a dúo y el público que repletó el Ágora se estremeció.
‘La Grande’ tocó el cielo en su homenaje. La multitud que asistió al concierto fue maltratada por los organizadores. Las puertas se abrieron tarde y las largas filas desesperaron al público. Los espectadores de la tercera edad, fueron dolorosamente vejados, cuando se merecían por su edad y por su apoyo un trato especial. Los responsables de la organización hicieron su agosto, sin pensar que el público que los respalda se merece todo el respeto. No todo es el bolsillo.