Las lluvias empezaron a caer sobre la capital y el caos también. Miles de personas tienen que sortear los inmensos ríos de agua de las calles. Mientras que los vehículos se estancan por largos períodos, esperando que las torrentosas aguas bajen. Pero esto no es cuestión de la naturaleza, ni sólo de la gestión municipal, que se encarga de los colectores, sino de nuestra irresponsabilidad como peatones y ciudadanos. Es común ver como arrojan basura en la calle: fundas, botellas, papeles, hasta pañales son los causantes del colapso del alcantarillado de la ciudad. No podemos desligarnos de tal responsabilidad. Hace falta una cultura urbana de respeto y consideración con la ciudad, el ambiente y nosotros mismos. No es posible que vivamos rodeados de basura y no hagamos nada al respecto. El manejo correcto de los desperdicios es cuestión de educación. Tengamos en cuenta, que en estas épocas invernales se ven los estragos en las calles.Dejemos de protestar, por algo que podemos controlar.