Existe sólo un requisito, cantar con pasión y amar la música nacional. Julio Andrade, su fundador, se declara un ‘loco por el arte’
Un lugar místico se esconde tras las calles que conectan el bullicioso centro de nuestra ciudad. Un callejón decorado con cientos de fotografías, crea en nuestro interior, la ansiedad por llegar al lugar, de donde una dulce voz, emana con pasión el sentimiento de una bella tonada nacional. Al ingresar, notamos la unión, pues con un solo aplauso nos reciben decenas de personas que coreando a una sola voz, nos emocionan con un !Viva el Diario Popular!.
Con una mirada serena, Julio Álvarez, el precursor de ese centro cultural, nos extiende su mano y con un beso, nos agradece por llegar, pero sobre todo por difundir la calidad de los artistas que se presentan en su escenario.
“Tienen talento, les faltó en la vida, un empujón. Un padrino que les otorgue la posibilidad de llegar a ser exitosos. La calidad de sus voces innegablemente, es muy buena”.
Poco a poco, subían al escenario, músicos oriundos de varios lugares del país. Vestidos de diversos colores, dirigían sus tonadas hacia nuestros oídos, como si quisieran, que nuestros recuerdos, lleven hacia ustedes nuestros lectores, la fuerza de su voz, pero sobre todo su ánimo de llegar a ser ‘famosos’.
Diana Verdesoto, una niña de apenas 8 años de edad, nos deleitó con un bello pasillo, mientras los asistentes consumían la deliciosa bebida quiteña llamada ‘Canelazo’, acompañada de canguil.
“Uno a la vez, todos cantaremos hoy, saldremos en la presa, es un hecho”, señaló el presentador de la tarde musical.
A continuación, Eli Palma, con su grupo de baile encendió la fiesta en ese escenario musical.
Un artista que nos llamó la atención fue Gustavo Quinga, que a pesar de una deficiencia física, con emoción nos presentaba su máximo orgullo, su primer álbum.
Como ellos muchos, bellas mujeres representadas por Patty ‘La Muñequita del escenario’, ‘Sarahi’, ‘Wendy’ y hombres de fuerte voz representados por Oscar Clavijo y muchos más, eran una muestra del talento que fluye en el centro.
‘Loco soñador’
Julio Álvarez, es el padrino de sus artistas.
“Nadie me ha ayudado como él. Es un ejemplo a seguir”, señaló con orgullo, Wendy, que lleva cantando cuatro años y no baja la guardia para buscar la fama esquiva.