Jue. Sep 19th, 2024

Barcos cayó en la trampa. Perdió los estribos y por informe del asistente de línea, Luis Alvarado, el juez central Daniel Salazar, le exhibió tarjeta roja. Fue una jugada sin ninguna historia, cuando Liga ganaba cómodamente su compromiso como visitante ante su homónimo de Loja. Si la amarilla fue injusta, la roja es un auténtico disparate. El ariete argentino que recibe la primera expulsión de su carrera, que contempla alrededor de 500 partidos, agravó la situación, calificando de ‘Burro’ al mencionado Alvarado. Seguramente, este desliz verbal de Barcos fue maximizado en el informe. La inefable Comisión de Disciplina de la FEF no tardó en sacar la guillotina, una norma que adorna permanentemente a su titular, Alex de la Torre, ‘brazo torturador’ de todas las maniobras del ente rector del balompié.
Esta absurda sanción, sin tratar de justificar el exhabrupto de Barcos, que tampoco es aceptable bajo ninguna circunstancia, refleja la incompetencia que exhibe el referato nacional, en la mayoría de sus colegiados, y la falta de criterio y buena fé en los estamentos que conducen el fútbol nacional. Es un secreto a voces, que el arbitraje nacional pasa por un serio declive. Lo prueban las modestas y contadas inclusiones en la dirección de los partidos de la Copa Libertadores de América. A los jueces ecuatorianos, la Conmebol le entrega los partidos sin importancia, en una clara muestra de desconfianza, que no es encarada por la FEF, que en el organismo sudamericano, nada hace para defender los intereses, incluso de sus clubes afiliados, como ha sucedido reiteradamente con Liga Deportiva Universitaria, que ha sido manoseada abiertamente por el  ‘núcleo’ que comanda el paraguayo Nicolás Leoz. No queremos pensar bajo ninguna circunstancia, que LDU se ha convertido en blanco del referato, por aquella salvaje actitud de José Francisco Cevallos, que sacudió a mansalva con terribles epítetos al manabita Alfredo Intriago, presidente del gremio. Hace falta una urgente evaluación de la calidad de los jueces y paralelamente una masiva redefinición de los conceptos, con la asistencia de instructores internacionales. La FEF tiene la última palabra.     

Por: Raúl Cruz Molina

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