“Con sangre entras y con sangre sales, es la regla principal en las pandillas”, así lo afirma ‘Luis’ (nombre protegido), un joven que formó parte de uno estos grupos. Cuenta que si él se hubiese rehusado a integrar la organización delictiva, su familia habría pagado las consecuencias. Relata que la forma en la que reclutaban era sencilla. Se ubicaban a las afueras de los establecimientos educativos e inducían a los adolescentes a formar parte de su grupo con drogas o simplemente los amenazaban. En vista de estos hechos, la Fiscalía de Pichincha y la Policía Nacional establecieron un programa de charlas preventivas en todos los colegios, para evitar el incremento de actos delictivos cometidos por menores de edad, pertecientes a estas organizaciones delictivas.