El Cairo, 15 mar (EFE).- El Museo Egipcio terminó hoy el inventario completo de sus piezas y cifró en 54 las antigüedades robadas o dañadas después de que el recinto fuera asaltado durante las protestas en contra del régimen de Mubarak.
El director del Museo Egipcio, Tarek al Awadi, explicó a Efe que las que desaparecieron «no son las principales piezas del museo», pero subrayó que todas forman parte del patrimonio histórico egipcio y que por esta razón «cuando falta un objeto, o incluso una pequeña parte, es una catástrofe».
Entre las piezas dañadas está una estatua de madera dorada de Tutankamón sobre un esquife y lanzando un arpón que los asaltantes rompieron y de la que sólo quedan los pies, el brazo derecho, el arpón y un aro de bronce que el faraón llevaba en una mano.
Además han desaparecido decenas de estatuillas de bronce y piedra que representaban dioses egipcios, así como joyas y figuras de madera en forma de sarcófago con inscripciones jeroglíficas doradas.
Al Awadi, que fue nombrado para el cargo 40 días antes de que el museo fuera atacado la noche del 29 de enero, reveló que la institución ha hecho llegar el inventario de antigüedades desaparecidas a la UNESCO y «a todas las agencias nacionales e internacionales que puedan ayudar a recuperar estos objetos».
El director del Museo Egipcio aclaró que las antigüedades que fueron robadas están catalogadas, por lo que no pueden venderse ni exponerse en circuitos legales.
En los últimos días la dirección del Museo ha comenzado a hacer reformas para proteger la institución de eventuales robos en el futuro y ha instalado alambradas metálicas en los alrededores del edificio y cristales especiales en el techo, porque «los asaltantes entraron rompiendo las ventanas en el techo».
Al Awadi subrayó que antes del asalto «el museo tenía un sistema de seguridad estándar para protegerse de los robos de profesionales», pero que «no estaba preparado para el ataque de decenas de personas».
«No descansaremos hasta encontrar la última pieza», afirmó el director del museo, que se encuentra en el centro de El Cairo, junto a la plaza Tahrir, que fue el epicentro de las protestas. EFE