La segunda explosión de hidrógeno sacudió la planta nuclear de Fukushima Dai-ichi, dañada por el terremoto. La explosión debida a la acumulación de hidrógeno envió una nube gigantesca de humo al aire y dejó 11 trabajadores lesionados. El estruendo se percibió a 40 kilómetros de distancia, pero la operadora de la planta dijo que se mantienen en los límites legales los niveles de radiación de la unidad afectada. La explosión de la Unidad 3 de la planta, que las autoridades habían tratado de enfriar después de una falla en el sistema a raíz del catastrófico terremoto, llevó a las autoridades a ordenar que la población se mantuviera sin salir de sus viviendas, según el secretario del Gabinete, Yukio Edano. Los operadores sabían que existía la posibilidad de una explosión, mientras trataban de reducir la presión en el interior del edificio que contenía el reactor, pero al parecer se dieron cuenta que no tenían otra opción si deseaban evitar una completa fusión del núcleo del reactor. Al final, el hidrógeno en el vapor liberado se combinó con oxígeno en la atmósfera y provocó la explosión. Horas después, Estados Unidos anunció que había enviado a sus fuerzas situadas frente a las costas, después de detectar un nivel de contaminación radiactiva de bajo nivel.
A 5000 ascienden los muertos
La cifra de muertos tras el terremoto de 8.9 grados y el posterior tsunami ocurrido el viernes 11 en Japón ha aumentado a cinco mil. Durante la madrugada, se han encontrado otros 2.000 cadáveres en la costa oriental de Miyagi, al noreste del país, donde el maremoto devastó la ciudad, evacuando a 380 mil japoneses . Solo en Minamisanriku, localidad costera de Miyagi, están sin localizar 9.500 personas. También hay otras 1.167 personas desaparecidas en la contigua provincia de Fukushima, donde persiste el riesgo de explosiones nucleares.