Vie. Sep 20th, 2024

Una impresionante volea de zurda, ejecutada por Luis Aguiar, dejó a Liga con las manos vacías en su visita al Centenario de Montevideo (1-0).
Fue un partido duro, demasiado táctico, con pierna fuerte y muchos roces. Fue un choque clásico de la Copa Libertadores. La habilidad de Urretaviscaya desmoronó a Liga en los primeros 20 minutos, provocando continuos terremotos en el área con su chispeante habilidad. Bauza arregló el desorden sobre la marcha y el partido se equilibró en la mitad del terreno. La intermitencia de Ezequiel González, apagado como nunca antes, dejó huérfano a Hernán Barcos, tirado a la ofensiva y a merced de los recios zagueros uruguayos. Era improbable llegar a la red, sin capacidad para construir. Ahí se sintió la ausencia de Miller Bolaños, que se puso el equipo al hombro en los últimos partidos.
La actitud de la ‘U’ fue tímida. Muchos volantes de corte, los carrilleros desajustados, sin manija para controlar y distribuir el juego, el arco aurinegro se convertía en inviolable. Así se fue el primer tiempo, porque afortundamente Peñarol tampocó encontró la sintonía necesaria entre la línea de volantes y el bloque de ataque.
El complemento se desenvolvió dentro de las mismas características. Barcos en una jugada briosa logró robar una pelota y sacudió el travesaño en la única llegada de peligro que provocó Liga en el partido. Hasta que un corner lanzado desde la derecha a las espaldas de la nutrida retaguardia alba, terminó en la red, tras un cañonazo de volea, que se se metió entre un bosque de piernas, rozando en Fernando Hidalgo. Luis Aguiar apareció como un fantasma en el borde izquierdo del área y le metió un zapatazo soberbio que fulminó a Dida Domínguez. Después entró Luna y volvió a fracasar, siguiendo la costumbre que acompaña su tarea. Sólo Ulises de la Cruz lanzó un par de balonazos, que llevaron cierto peligro. Los demás naufragaron y el tiempo se consumió, decretando la derrota. Se hace muy difícil ganar, si no se piensa en el ataque. Fueron a empatar y perdieron, recibiendo una dura lección. Liga jugó mal. Sin ambición y sin ideas. Sin fortaleza y espíritu combativo. El equipo no funciona. Las continuas lesiones lo tienen descuartizado.    

Por: Raúl Cruz Molina

Por ccarrera