El galardón mide poco más de 34 centímetros y pesa cuatro kilos. Fue Margaret Herrick quien la bautizó por su parecido a su tío Oscar.
Su figura representa a un caballero armado con una espada que aguarda de pie sobre un rollo de película con cinco radios. Cada radio simboliza una de las cinco ramas originales de la Academia: actores, guionistas, directores, productores y técnicos. Creada en 1928, esta estatuilla fue diseñada por Cedric Gibbons, director artístico de Metro Goldwyn Meyer, aunque fue el artista George Stanley quien la esculpió.
En sus inicios, el material con el que se fabricaba la estatuilla era de bronce macizo bañado en oro, pero poco después pasó a elaborarse en una aleación que permitía darle un acabado pulido.
Cada año se fabrican entre 50 y 60 estatuillas. Se calcula que para fabricar un Oscar se necesitan 12 personas que tardan unas 20 horas en elaborarla.
En un principio, el premio no tenía nombre, y tanto la prensa como la gente de la industria se refería a ella como “la estatuilla de la Academia”, “el trofeo dorado” o “la estatuilla al mérito”.
Dicen que fue Margaret Herrick, bibliotecaria de la Academia y más tarde directora ejecutiva, quien bautizó a la figura como “Oscar”.
Al parecer, Herrick comentó que el caballero de la espada le recordaba a su tío Oscar, y desde entonces la Academia empezó a referirse a ella de esa manera.
lA ALFOMBRA ROJA
Ha sido testigo de cómo nacían estrellas, algunas fugaces, otras aún permanecen en el difícil firmamento de Hollywood.
Idolos que se enamoraron, romances adolescentes, maduros, reincidentes, tormentosos y polémicos.
Sobre ella se han visto pasar a varias generaciones de actores. Ha sido testigo de los excesos de aquellos a los que se le atragantó la fama, de sus vicios, de sus ocasos, pero también de su renacer cual ave fénix de entre las cenizas.
Ha jugado a las parejas, ahora ésta con este y éste con esta; ha vivido en primera fila la evolución de una moda, que cíclicamente se repite.