Vie. Nov 22nd, 2024

Roma, 24 feb (EFE).- Italia aparece como el país europeo más afectado por la crisis en Libia debido a sus elevados intereses en la excolonia y al riesgo de una avalancha de libios hacia el país transalpino.

Antes de que estallara la revuelta popular en Libia y la violenta represión sobre la misma, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el líder libio, Muamar el Gadafi, mantenían una cordial relación, que se remonta a antes de 2008 cuando firmaron el Tratado de Amistad, Asociación y Cooperación.

Estos acuerdos se han traducido en importantes negocios bilaterales por un valor de más de 40.000 millones de dólares anuales y comprende los sectores de petróleo, energía, gas, construcción, infraestructuras y motor.

Italia mantenía además con Libia acuerdos militares, mientras que el «Líder de la Revolución» libia se comprometía a cerrar sus fronteras a cal y canto a la salida de inmigrantes hacia Italia.

Compensado todo ello con la participación de Libia en empresas italianas como la banca Unicredit, en la que participa un 7,4 por ciento, la aeroespacial Finmeccanica (2,1%), la eléctrica Eni (2%), telecomunicaciones (14,8%) y el equipo de fútbol Juventus (7,5%).

Una amistad basada supuestamente en cerrar las viejas heridas coloniales y que hoy los manifestantes en la ciudad libia de Bengasi proclaman: «El dinero italiano para indemnizar a Libia ha servido a Gadafi para comprar armas usadas contra el pueblo libio», informa hoy el diario Corriere della Sera.

La pasividad ha caracterizado a Berlusconi estos días a pesar de las críticas de la oposición italiana y las voces del exterior que impelían al que sin duda es el mejor interlocutor europeo de Libia, a llamar a Gadafi y convencerle de que debía frenar la brutal represión contra su pueblo.

Finalmente la llamada telefónica de Berlusconi a Gadafi se produjo hace dos días y el primer ministro «quedó impresionado por la violencia verbal» de su socio, dijeron a Efe fuentes gubernamentales, quienes añadieron que «Il Cavaliere» se muestra «muy preocupado».

Y es que el primer ministro tuvo que negar tajantemente al líder libio que Italia estuviera proporcionando armas pesadas a los insurrectos, una acusación que hizo Gadafi durante su discurso televisado al país.

«Debemos estar atentos a Gadafi, es un loco», dijo Berlusconi a sus colaboradores, según las mencionadas fuentes.

Ante la imposibilidad de Gadafi de controlar sus costas, Italia ha puesto en el primer lugar de sus prioridades la definición de medidas a tomar ante una eventual oleada de libios, que ha llegado a definir «de proporciones bíblicas», y se ha aprestado a implicar a la Unión Europea ante lo que pudiera suceder.

«Esperamos un flujo imponente. Es un país en caos, la entidad del flujo dependerá de cómo se resuelve la situación. Tememos que sea de consecuencias muy graves», dijeron la fuentes gubernamentales consultadas por Efe.

Lo qué sucederá después, si es que triunfa la revuelta, es otro motivo de cavilación en el Gobierno italiano y Berlusconi no se deja convencer por sus servicios secretos que le animan con que al menos Trípoli todavía está en manos del coronel.

El Gobierno italiano baraja todas las posibilidades sobre lo que puede ocurrir después: «Si vencerá el laicismo democrático o el integrismo islamista, que puede ser de Al Qada», dijeron a Efe fuentes gubernamentales.

Italia sostiene que la integridad territorial de Libia puede llegar a estar en peligro, «se pueden crear sacos de integrismos islamistas junto a nuestras costas», añadieron las fuentes.

«Hay una presencia islamista sobre todo, en el noreste del país, que puede adoptar forma de integrismo con todas sus ramificaciones internacionales», dijeron las fuentes que situaron este germen en Bengasi, la segunda ciudad más importante de Libia y ya fuera del control del Gadafi.

Además, -explicaron- todavía hay unos 10.000 italianos en Libia, entre la Tripolitania y la Cirenaica, y los aeropuertos libios abren con cuenta gotas, mientras la Marina militar ha efectuado un bloqueo naval.

Italia se mueve hoy entre la prudencia ante los acontecimientos y la certeza de que ocurra lo que ocurra sus relaciones con Libia nunca serán las mismas. EFE

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