Los problemas sociales que enfrenta nuestro país son innumerables. Pero siempre se destacan los de la salud y la educación. Mientras los maestros y el gobierno se pelean por los horarios de trabajo y las reformas a la ley de educación, miles de niños no asisten a la escuela, porque no tienen los recursos necesarios para acceder a este derecho humano y constitucional. No existen suficientes centros educativos fiscales y de buena calidad que garanticen la preparación académica de nuestros niños. Esto deviene por supuesto en la falta de oportunidades que tienen ciertos sectores. La educación aún no está garantizada por el Estado, pero paradójicamente se muestra en la televisión, a familias felices porque han accedido a los beneficios de la `revolución´. Nuestros niños todavía trabajan para poder llevarse un pan a la boca y mantener a sus familias. Esto también evidencia la falta de organización en los sistemas de bienestar social. Muchos de los programas de inclusión social, sólo han resultado paliativos para un mal incurable.