Si bien es cierto, Estados Unidos es uno de los mayores mercados donde nuestros productos son requeridos, tampoco podemos depender de las decisiones de un Congreso que poco le importará si nuestros productos pagan o no aranceles para ingresar a su país. Quizá sea la hora de buscar nuevos mercados, entre ellos, la Unión Europea, países asiáticos, la misma Latinoamérica, donde los productos ecuatorianos tengan mayor apertura y menos problemas arancelarios. Siempre se ha dicho que no hay que esperar voluntades ajenas, que por lo visto no son muchas, sino más bien hacer un trabajo consensuado entre empresarios, cámaras de la producción y el gobierno. Es mejor que dejen de pelear y trabajen por un objetivo común que es el desarrollo económico del país. Abandonar los intereses personales y políticos. La producción agrícola ecuatoriana todavía sufre de muchas falencias. Falta modernizar ese sector y sobre todo impedir que unos pocos dejen de monopolizar las exportaciones.