Tras 30 años en el poder, los egipcios piden la salida del presidente Hosni Mubarak. Millones de manifestantes piden su remoción urgente.
Quizás no haya alcanzado la meta del millón de personas que se habían propuesto los organizadores, pero la protesta pública que se desarrolló ayer en el centro de El Cairo contra el régimen de Hosni Mubarak ha sido multitudinaria, diversa y, sobre todo, unánime.
“¡Que se vaya!”, gritaban más de cien mil personas reunidas en la plaza Tahrir de El Cairo, según la versión de fuentes oficiales.
La manifestación, apodada la ‘marcha del millón’ de personas, representa un momento clave en el pulso entre Mubarak y los egipcios que se oponen a su régimen, que se prolonga desde hace treinta años y que, según los analistas, puede estar viviendo sus últimas horas.
“¡Fuera!”, “¡Basta ya!”, “¡Vete de aquí!”, eran los lemas más coreados, en una protesta con múltiples voces, sin una única tribuna, con gritos que se oían por todos los lados.
El clamor sólo era interrumpido en algunos sectores cuando llegaba la hora de las oraciones.
Disciplinadamente, filas de hombres y mujeres se colocaban mirando a La Meca para cumplir con el rito de oración, arrodillándose sobre papeles, periódicos o pancartas, rodeados de manifestantes. Y cuando terminaban, de nuevo a gritar.
Cuando llegó la hora del toque de queda, a las 15h00, la manifestación, en lugar de perder gente, se nutría aún más, con egipcios que llegaban a esa hora para compartir la experiencia.
Todo ello dentro de un gran espíritu de solidaridad. Algunos voluntarios se dedicaban a recoger basura y, como recompensa, recibían de vez en cuando un abrazo de agradecimiento. También se veía a gente repartiendo agua, galletas o dátiles.
La muchedumbre seguía en la plaza Tahrir, según se acercaba la noche, con pocas intenciones de abandonar ese lugar, cuya conquista ha llevado muchas jornadas de protestas y ha causado la muerte de decenas de personas en distintos enfrentamientos anteriores con la policía.