Durante el viernes y el sábado, las zonas aledañas a la Universidad Central de la capital, se convierten en un verdadero peligro.
Ya pasadas las cuatro de la tarde, el área se colma de jóvenes en estado de ebriedad.
Muchos de ellos, ingieren licor en los bares del sector y otros lo hacen sentados en las veredas.
Pese a prohibición de tomar en la calle, los jóvenes siguen libando en las vías sin ningún problema. Se sientan fuera de las tiendas y empiezan su fiesta.
Las peleas y los asaltos no faltan. Los jóvenes, se enfrentan entre ellos, produciendo el malestar y el temor de los moradores del sector, mientras que los amigos de lo ajeno, hacen presa fácil de los muchachos ebrios.
Sin pretender juzgar, pues en este mundo, casi nadie se libra de pecado, se hace necesario un control más fuerte, para evitar que los borrachitos de fin de semana, pongan en riesgo su seguridad y la del barrio,
Jóvenes, no beban y si lo hacen, que sea en un lugar seguro y con prudencia. Corren riesgos.
