Hugo Chiliquinga, es un ecuatoriano, cuyas hábiles manos, convierten la madera en valiosos instrumentos.
Nacido en 1941, en la ciudad andina de Píllaro, Chiliquinga elaboró su primera guitarra (de juguete) a los seis años y a los diez ya vendió sus primeros instrumentos.
Llevado por la inquietud, a la edad de 14 años, logró adquirir sus primeras herramientas con el dinero producido con la venta de dos chanchos y a los dieciocho, se trasladó a Ambato, donde continuó su trabajo en una carpintería.
Sus manos, ásperas y con ligeras deformaciones a fuerza de tallar, han transformado maderas de países como Canadá, Alemania y Ecuador, en unas 3.000 guitarras.
“Me he convertido en un tecnólogo de la madera, sin título”, asegura el autodidacta, rodeado de guitarras a medio hacer en su taller, al desempolvar recuerdos de su búsqueda de los mejores árboles para tallar sus guitarras.
Artistas portorriqueños, japoneses, estadounidenses y colombianos hacen música con instrumentos de Chiliquinga, quien se muestra orgulloso de haber alcanzado uno de sus sueños: hacer una guitarra para el español Paco de Lucía y entregársela personalmente.
Chiliquinga, asegura ser el inventor de la tapa radial, técnica que da un sonido de alta calidad y prolongada vibración a sus guitarras. (EFE)