Kléver, 45 años. Una amiga de mi mujer se quedó sin casa y la recibimos por unos días en la nuestra. Siempre supe que era un poco coqueta, pero jamás en la vida pensé que era descarada. Lo cierto es que un día que mi mujer no estaba, la amiguita, empezó a pasearse en calzón por toda la casa y luego se metió a mi cuarto y empezó a seducirme. Esa idea, no me gusto para nada y le dije que se vaya. Lo malo es que justo en ese momento, llegó mi suegra y la encontró semidesnuda en mi cuarto. Mi mujer se enteró y ahora me odia. No soy santo, pero tampoco pendejo. Por nada del mundo haría esas cosas en mi casa y menos con la pana de mi esposa.
Mi querido Kléver:
Si tu esposa no confía en tí, debe ser por algo. Lo único que te queda es demostrarle con hechos que eres un hombre correcto. De lo contrario, resígnate a una larga separación.
Tu amiga Conchita