Santiago, 26 años. Soy gerente de una empresa de comercio. Todo en mi vida es una bendición. Estudio mi posgrado en la Universidad Tecnológica Equinoccial. Hace algunos meses terminé una relación muy larga, con el amor de mi vida. En nuestros planes cercanos, estaba formalizar nuestra relación contrayendo nupcias. Todo estaba bien hasta que descubrí que me era infiel. Desde ese momento me comprometí las 24 horas del día con mi trabajo. No quiero frenar mi ritmo de vida, porque reconozco que el momento que deje de hacer todas las actividades que diariamente realizo, me vuelvo loco. Mis amigos y familiares me han pedido que descanse y que trate de relajarme. Pero no quiero. Apenas dejo de trabajar, su recuerdo viene a mi y me siento solo y muy triste. Hay días que simplemente no tengo fuerzas para continuar. No se que hacer. Quiero ir donde un psicólogo, que me ayude a superar el momento.
Mi Querido Santiago:
Lo único que has logrado es esconder tu realidad. Eres una máquina.
Tu Amiga Karina