Seis disparos, dos de ellos en la cabeza, acabaron con la vida del joven afroamericano Michael Brown, cuya muerte ha desatado disturbios en la población estadounidense de Fersugon (Misuri), según la autopsia privada realizada el domingo, informa hoy The New York Times.
El informe preliminar de la autopsia encargada por la familia al ex responsable forense de la ciudad de Nueva York Michael M. Baden señala que cuatro de los impactos alcanzaron su brazo derecho.
Aparentemente, explica el rotativo neoyorquino, los disparos no fueron realizados a corta distancia, pues no hay restos de pólvora en el cadáver, aunque aún no ha sido examinada la ropa para determinar con certeza la distancia.
El joven de 18 años, fue tiroteado cuando estaba desarmado por un policía identificado como Darren Wilson el pasado 9 de agosto en un encuentro del que la versión policial y los testigos difieren.
La muerte del joven en un caso de aparente violencia policial con tintes racistas ha desatado una ola de protestas con disturbios que, en la noche del sábado al domingo, acabó con un herido grave y siete detenidos pese al toque de queda decretado por el gobernador, Jay Nixon.
Decenas de personas desafiaron el toque de queda en su primera noche el pasado sábado, tras una semana de saqueos y protestas.
El fiscal general, Eric Holder, ha ordenado que personal médico federal realice una segunda autopsia al cuerpo del joven, «debido a las circunstancias extraordinarias que rodean el caso y a petición de la familia de Brown», según informó este domingo el portavoz del Departamento de Justicia, Brian Fallon.
El portavoz dijo que la autopsia se efectuará «lo antes posible», al tiempo que indicó que los funcionarios del Departamento de Justicia que trabajan en el caso también tendrán en cuenta el examen realizado por las autoridades estatales para su investigación.
El abogado de la familia, Anthony Gray, consideró esta acción una señal «alentadora» de que la investigación independiente está avanzando «y eso es lo que la familia quería», afirmó. EFE