Nueva Delhi, 17 ago (EFE).- Los cajeros automáticos de agua se han convertido en Nueva Delhi en una solución práctica y barata para paliar tanto la escasez como la mala calidad en el suministro, que causa en toda la India importantes problemas de salud.
La entidad encargada en la capital india del abastecimiento, Delhi Jal Board, ha puesto en marcha una experiencia piloto en colaboración con la empresa Sarvajal a las afueras de la ciudad, en Savda Ghevra, un nuevo asentamiento de población que carecía de agua.
Esta empresa, a través de Piramal Foundation, una entidad benéfica, ha instalado una planta potabilizadora y quince dispensadores de agua, una experiencia que «ha sido todo un éxito y por eso se va a ampliar», asegura a Efe el jefe de Operaciones de la compañía, Anuj Sharma.
La mayoría de la gente en la India se refiere a los cajeros automáticos como «ATM», por sus siglas en inglés, por lo que estos dispensadores son conocidos como los «ATM del agua», «una manera útil de evitar la escasez y la falta de calidad», añade Sharma.
«Es una buena solución», prosigue, «ya que el resto de la gente donde no hay agua corriente depende de los camiones cisterna, que van solo a unas determinadas horas», mientras que estos cajeros funcionan todo el día.
La llegada del tanque es sinónimo de pelea entre los vecinos para no volver a casa con la garrafa vacía, mientras que en el «ATM» se pueden llenar hasta veinte litros por una cantidad que no llega ni a una rupia el litro, ni siquiera un céntimo de euro o un centavo de dólar.
Como la barriada donde están instalados no tiene canalización de agua, ésta se extrae del subsuelo y se purifica en una planta que funciona con energía solar, explica a Efe el responsable de Operaciones Urbanas de Sarvajal, Amit Mishra.
Los cajeros del agua nunca se quedan vacíos, ya que el sistema avisa por un mensaje al teléfono móvil del encargado cuando el nivel está demasiado bajo y los empleados acuden a rellenar el depósito.
Los usuarios utilizan una tarjeta, similar a la empleada en los cajeros para sacar dinero, para abastecerse de un agua «que es mejor que el de los camiones: antes te ponías enfermo y ahora no. Sabe bien y es un sistema cómodo», declara a Efe una vecina de 60 años, Kuresha Khatun.
«Cuando vinimos aquí, había muchos problemas con el agua. Había que salir corriendo cuando venía la cisterna y teníamos que pelear mucho, pero ahora ya no tenemos esos problemas», añade mientras llena su garrafa.
Otro usuario del cajero, Khurshid Ahmed, de 38 años, insiste en que cuando llegan los camiones «hay que luchar por el agua y lo que puedes coger suele ser poco. Pero ahora la tenemos disponible 24 horas y es una gran ventaja».
«Este agua es tan buena, que nadie tiene enfermedades ahora», concluye Ahmed con gesto de satisfacción.
Prueba del éxito de esta experiencia es que la entidad municipal del agua de la populosa capital india, cuyo área metropolitana ronda los veinte millones de habitantes, tiene planteado extenderla a otras diez nuevas colonias de la ciudad en los próximos meses.
La idea también se aplica en zonas rurales en otras partes de la India, con la misma buena aceptación que en la capital del país.
Los datos de Naciones Unidas reflejan que un tercio del agua disponible en la India no es potable y de la que se supone que lo es, puede tener hasta un 70 por ciento de contaminantes procedentes de aguas residuales, lo que sitúa al país de uno de los últimos puestos en todo en el mundo en cuanto a salubridad.
El consumo de agua insalubre conlleva un alto riesgo de contraer enfermedades como el cólera y la diarrea, o parásitos como la filaria, además de ser el caldo de cultivo para otras transmitidas por insectos, como la malaria o el tifus.