«España es un equipo que juega un fútbol moderno. Si ha habido algo parecido fue aquella Naranja Mecánica de los años 70. La selección española tiene el mismo tipo de demarcación y de juego, con esa forma característica de presionar arriba», explica Pelé. «La Roja es un equipo maravilloso para ver jugar. Lo más importante para Brasil, no cruzarse con España», añade el exfutbolista.
A sus 73 años, este hombre que creció en el estado de Minas Gerais, al sudeste de Brasil, se ha pasado los últimos meses de su vida recorriendo el planeta para promocionar el Mundial. «Aquí estoy, trabajando un poquito por la Copa del Mundo», dice mientras ríe con ganas. Cuando faltan pocas semanas para que su país acoja su segundo Mundial, anda, sin embargo, decaído. Le preocupa que Brasil no esté a la altura.
Los retrasos en las obras de los estadios donde se celebrará el campeonato tienen a la FIFA asustada. Cinco de las doce sedes demoraron en exceso sus obras. Incluida la de São Paulo, donde el 12 de junio Brasil disputará el partido inaugural contra Croacia. Maracaná, en Río de Janeiro, que albergará la final el 13 de julio, no tiene hoy día retrasos. Ya los tuvo el año pasado, de varios meses, antes de la Copa Confederaciones. «Nosotros somos los representantes del fútbol mundial y no podía pasarnos esto, pero está sucediendo. Y es triste», se lamenta Pelé.
No obstante, lo que de verdad le preocupa, lo que ha tenido estos meses previos rondándole en la cabeza, no son los planos de los estadios, sino los de dentro de la cancha: el juego de una selección brasileña que es, dice, «diferente a la de todos los mundiales anteriores». Brasil, históricamente, recuerda Pelé, «tenía dos o tres meses antes del torneo un ataque que estaba entre los mejores del mundo, aunque siempre se decía también que la defensa no era muy buena. Este año, en cambio, tenemos un equipo muy bueno del centro del campo para atrás, pero debemos arreglar la delantera. Y eso es la primera vez que sucede en la historia de Brasil».
Fuente: AS