Alina Villasante nació en La Habana y se mudó a Nueva York junto a sus padres y hermanos cuando tenía apenas ocho meses. «La gente que viene a Estados Unidos proveniente de otros países tiene una mentalidad distinta. Aunque llegué muy pequeña, mi familia vivió experiencias que me ayudaron a crecer y madurar», le cuenta a BBC Mundo desde su casa de Miami Beach.
Luego de vivir un tiempo en Atlanta, llegó a esta ciudad a los 18 años, donde estudió finanzas e inició su carrera de empresaria.
«Tenía una compañía de reparación de motores de aviones junto al padre de mis tres hijos. Me encargaba de las ventas, el mercadeo… pero también me gustaba hacer catálogos con imágenes de los repuestos y sesiones de fotos con los mecánicos vistiendo su uniforme azul. El arte siempre ha estado presente en mis negocios», explica.
El nacimiento
Villasante comenzó a confeccionar ropa para regalar a quienes asistían a las «fiestas de amor» que organizaba en su casa una vez al año.
«Eran reuniones inocentes que terminaban con gente bailando por todas partes. Al principio hice camisetas con los tres símbolos (paz, amor, mundo) y también con la frase ‘I am love’ (Soy amor). Pero cada año trataba de superarme. Para la tercera fiesta diseñé una colección de pantalones, camisas, manteles y otras piezas con el mensaje ‘Amo a Alina’. Luego mis amigos salían a la calle con esa ropa puesta y les preguntaban quién era yo».
Esa era su experiencia cuando en 2008 decidió invertir US$50.000 en camisas que decían –siempre en inglés– «Soy paz», «Soy amor», «Soy bendecida», «Soy caos». Cuando las prendas llegaron, Villasante se encontraba en medio de la venta de su empresa de aviación y no tenía tiempo para dedicarse a venderlas. Así que se las dio a sus hijos y les pidió que hicieran algo con ellas.
A los pocos días había filas de autos en las afueras de su residencia para comprar la mercancía. «Eran tres niños populares en un vecindario popular de Miami y lograron que la gente -sus amigos de la escuela, sobre todo- se volviera como loca con la ropa. En dos semanas vendieron US$85.000», recuerda.
En ese momento, empezó el negocio: el cuarto de juegos de su casa era la administración, su cuarto era el departamento de diseño y el almacén estaba ubicado sobre la mesa de billar. Registró la marca, creó una página web y Peace Love World vio la luz.
Y aunque prefiere no divulgar cifras sobre sus ventas, la evidencia de lo bien que le va está en los clientes que tiene.
Comodidad
En 2009 la marca abrió su primera boutique en Miami. Hoy en día tiene siete tiendas en la ciudad y dos en Hong Kong, gracias a un amigo que le propuso incursionar en ese mercado considerado como «una ventana al mundo del fashion». La marca además se distribuye en más de 2.000 almacenes de 18 países, entre los que se cuentan Rusia, Italia y México.
«Lloraba todos los días porque no sabía nada de esto. Siempre me he obsesionado por las telas –para sus confecciones prefiere las de Turquía o Perú– pero no tenía experiencia en este tipo de negocios (no conocía de tallas, ni de hilos)», dice.
«Cometí errores y perdí mucho dinero, pero ha valido la pena: me he rodeado de expertos y ahora creo que soy ‘el pegamento’ que mantiene todo unido y funcionando».
La fiebre de las celebridades por la ropa sencilla y desenfadada, así como por el resto de los accesorios de Peace Love World, comenzó con Jeanine Mason, una joven de Miami –hija de una buena amiga de Villasante– que participó en la quinta temporada del reality show de baile de la cadena Fox «So You Think You Can Dance».
«No solo usaba la ropa, sino que también se la regalaba a sus compañeros», cuenta Villasante.
Lo que vino después, nunca hubiera podido imaginarlo: la popular presentadora Ellen DeGeneres apareció con un suéter de ‘Soy feliz’, Madonna con una camisa de «Soy sabia», Paris Hilton con una gorra de la marca y la familia Kardashian vistiendo todo tipo de piezas, al igual que Oprah, que en su cuenta de Instagram aparece con varios diseños.
Jennifer López, en particular, es una especie de modelo no oficial de la marca, pues la usa para viajar, ensayar, grabar videos, salir con sus hijos: «Lo hace porque le gusta, simplemente. Nadie le ha pagado nada», asegura.
Con el cantante y productor Pharrell, Villasante dice compartir el mismo mantra: «Siempre hay que escoger la felicidad». La lista de estrellas también incluye a la animadora Giuliana Rancic y las actrices Halle Berry y Mila Kunis.
Para la dueña de PLW, la razón del furor es la comodidad. «Saben que pueden usar mi ropa y sentirse frescos, como si estuvieran en pijamas todo el día. La gente que la usa, además, quiere conectarse con algo grande: estar felices y en paz».
«Están conscientes de que lo que proyectan al mundo es lo que obtienen luego», asegura la diseñadora, que también ha trabajado en colaboración con el equipo de los Miami Heat y la marca Coca Cola.
«Todo ha sido muy loco, a veces ni me lo creo», culmina.