26 ene (EFE).- Wawrinka gana el Abierto de Australia con Nadal ‘tocado’ en la espalda. El suizo Stanislas Wawrinka, ayudado por una lesión en la espalda de Rafael Nadal, logró hoy su primer título del Grand Slam en la final del Abierto de Australia al derrotar al español por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3, en dos horas y 21 minutos.
El drama, los nervios, y la incertidumbre se dieron cita en la Rod Laver Arena, en el Día de Australia, una jornada en la que Nadal luchaba para conquistar su 14 título del Grand Slam. Frustrado objetivo por una lesión que le impidió competir como el gran campeón español acostumbra.
Y Wawrinka ganó el título rompiendo la racha de 16 Grand Slams ganados de forma consecutiva por el grupo de los cuatro grandes, Nadal, el suizo Roger Federer, el serbio Novak Djokovic y el británico Andy Murray, desde que el argentino Juan Martín del Potro se hizo con el Abierto de Estados Unidos en 2009, cuando ellos llevaban ganados 34 de los 35 ‘majors’
Primero fue la llaga en la mano, y al final, una lesión en la espalda en el último partido. Demasiadas contrariedades para Nadal que tras perder el partido recibió el consuelo de «Stan», antes de la entrega de trofeos.
Diecisiete años después de que el español Carlos Moyá luchara en la final contra el estadounidense Pete Sampras, y de que sorprendiese a todos en su discurso con aquel «hasta luego Lucas», Nadal partía como favorito para ganar por segunda vez en Melbourne, pero todo se puso en su contra. Fue Sampras, precisamente, dos veces campeón de este torneo y 20 años después del primero de sus títulos, quien entregó el trofeo a Wawrinka.
En el primer set a Nadal se le vio algo anclado en el fondo de la pista, sin la chispa que le ha hecho ganar 13 grandes en su carrera, dejándose dominar por el suizo, que a los 14 minutos ya mandaba por 3-1, gracias a la primera rotura.
Wawrinka ganó el primer parcial en 37 minutos y rompió a continuación en el segundo anotando 11 puntos seguidos en un periodo que desató las alarmas. Algo le pasaba a Rafa que apenas se movía, y tras el 2-1 todo quedó al descubierto cuando el español se fue al baño para recibir tratamiento del fisio Hugo Gravil.
Wawrinka entonces discutió con el juez de silla, el portugués Carlos Ramos, porque quería saber cuál era el motivo de la salida del español. «Tienes que decírmelo», le gritó enfadado.
Por un momento apareció el fantasma de la retirada. La última en una final del Grand Slam se produjo en 1990 cuando el sueco Stefan Edberg decidió abandonar ante el checo Ivan Lendl, cuando perdía 4-6, 7-6 y 5-2 en la del Abierto de Australia, victoria que valió al checo revalidar el título. Pero Nadal aguantó.
Fueron minutos de incertidumbre hasta que Rafa apareció en la central sin su camiseta, siendo abucheado por el público. Luego su cara y sus movimientos denotaban la lesión. Sacaba a 125 kilómetros por hora, cometía dobles faltas, estaba evidentemente ‘tocado’, sin poder ejecutar su saque.
Unos minutos después recibió masaje tumbado en la pista, y luego otro más. Sin apenas poderse mover, sin reacción, con signos evidentes de dolor, el español apenas podía oponer resistencia, mientras Stan machacaba con su servicio.
Era cuestión de que las pastillas contra el dolor hicieran efecto, y pasasen los minutos. Nadal logró recuperarse milagrosamente, aunque solo por momentos. Su saque mejoró y pasó de 125 kilómetros por hora a un pico de 182. Había por tanto mejora y nervios de Wawrinka, presionado por la obligación de ganar, y hacerlo cuanto antes porque Rafa no podía ganarle así.
Y Nadal dio muestras de nuevo de su tenacidad, fortaleza, de su increíble generosidad física. No bajó los brazos, seleccionó sus tiros, economizó esfuerzos y jugó con disciplina espartana, para hundir a Stan en un infierno de dudas.
Nadal luchaba entonces por convertirse en el primer jugador desde el australiano Roy Emerson en 1965 en recuperarse de dos sets abajo para ganar la final en cinco ante su compatriota Fred Stolle: 7-9 2-6 6-4 7-5 y 6-1.
Wawrinka naufragó en la tercera manga, presionado por la obligación de rematar el partido cuando se encontraba en una situación de dominio y de inferioridad del número uno del mundo, al que demolió con sus saques directos, 19 en total.
En la cuarta manga, Stan se recuperó, recompuso su juego y rompió dos veces el servicio de Nadal. Una vez controlado mejor sus nervios el suizo confirmó su victoria de forma más fácil.
«Tu has merecido ganar, pero la mala suerte ha sido para mí, pero lo mereces. Muchas felicidades», dijo Nadal, mientras el público le impedía hablar al recibir su trofeo de subcampeón, en un emotivo discurso, en el que contuvo las lágrimas como pudo.
Wawrinka alzó la copa y con ella en brazos dijo. «Rafa eres un gran chico y un increíble campeón. Ha sido un placer jugar contra ti, y enhorabuena por tu recuperación y por ser de nuevo número uno del mundo. El pasado año perdí el partido y estaba llorando un montón y un año después, no sé si estoy soñando o no, ya veremos mañana por la mañana».
Con su victoria de hoy, la mejor de su carrera con la que rompe el 12-0 de su balance desfavorable con Nadal para lograr el sexto título de su currículo, Wawrinka sobrepasará por primera vez a su compatriota Roger Federer en la lista mundial, y aparecerá tercero del mundo el lunes, con 5.710 puntos, seguido del argentino Juan Martín del Potro, con 5.370, mientras que Federer bajará al octavo puesto.
Nadal, que buscaba su 14 título del Grand Slam con lo que hubiera igualado con el estadounidense Pete Sampras para convertirse en el tercer jugador en la historia en ganar dos veces cada uno de los cuatro torneos del Grand Slam, seguirá primero, en lo alto de la clasificación con 14.330 puntos, una gran ventaja con respecto al serbio Novak Djokovic, segundo, con 10.620 puntos.
Por otro lado, el español Rafael Nadal señaló hoy que su espalda se quedó «clavada» durante el peloteo previo de la final del Abierto de Australia contra el suizo Stanislas Wawrinka, y que no es grave pero le impidió jugar, aunque había dado «todo lo que tenía dentro».
«En el peloteo sentí algo, mi espalda se quedó clavada», dijo Nadal. «Ya está, ahora me siento triste, porque es una final de un grande y es esa clase de partidos por los que uno trabaja y disfruta y ha sido todo lo contrario, porque he sufrido, no he disfrutado y no he tenido las condiciones necesarias. Es parte de mi vida, del deporte, y no es el fin del mundo», comentó.
«Me estaba limitando cada vez que sacaba, me sentía sacando muy bien, pero fue cada vez un poquito peor, hasta que no podía más», relató Nadal. «Lo último que quería era retirarme, especialmente en una final y sobre todo cuando he estado trabajando tanto durante un año para un momento como este. Intenté acabar lo mejor, por el público, el rival, por mi, pero era imposible ganar de esta manera».
«Era un partido bonito y yo venía jugando bien, sabía encontrar soluciones para luchar al límite, y ahora lo que toca es felicitar a Stan, que aparte de un buen amigo y tener una gran relación con él, es buena gente y que gane este tipo de gente siempre es positivo. Estoy contento por él porque ha hecho un torneazo», declaró el número uno del mundo.
«Ganar el tercer set ha sido especial y lo he ganado porque él se ha puesto nervioso, y yo he resistido lo que he podido. Estaba más para dar la mano al contrario (retirarse) que para seguir jugando», reflexionó Nadal.
«He dado todo lo que tenía en la pista, no tengo mas. No puedo hacer nada más que irme a casa tranquilo porque he hecho todo lo que he podido. No he competido como me hubiera gustado. No tengo ninguna lesión grave, solo la espalda clavada. Es cuestión de días, es muy limitante cuando ocurre, y la primera vez que me ocurre de esta manera en un partido. Tuve avisos en Montreal una vez, pero de esta manera nunca me había pasado, y me ha ocurrido en un momento no oportuno», reflexionó el español.
«Es parte de nuestra vida, de la de un deportista, hay que aceptarlo y uno no puede hacer nada más», dijo Nadal, triste porque pensaba que era su oportunidad. «Me hacía ilusión, lo había luchado bien, con la llaga, con rivales difíciles, jugado a un gran nivel cuando lo necesité, contra Monfills muy bien. No ha sido el día para aprovechar las oportunidades, y estas no son eternas»,
«En mi carrera ha pasado muchas veces. En este torneo he tenido problemas que me han incapacitado para desarrollar lo que tengo. Estas dos semanas han sido emocionantes, y me voy a casa triste y a la vez feliz de todo. Pero no he llevar el partido al límite. No he podido llegar a esa condición donde tengo habilidad de llegar al rival al límite», expresó.