Susana, 35 años. Soy una mujer bendecida y muy entusiasta. Amo a mis dos hijos, son lo más importante que tengo en la vida. El grave problema que tengo, es mi esposo. Tenemos ocho años de casados. Él nació en Tulcán, es ingeniero en sistemas y trabaja en una de las empresas más grandes de Seguros del Ecuador. Yo no acabe mis estudios universitarios, por estar embarazada de mi primer bebé. Nací en una familia de bajos recursos económicos, por el contrario, Él viene de una familia millonaria. Los padres son hacendados y con una gran cantidad de poder y riqueza.
Desde que me casé, he sido la oveja negra de mi familia política. Pero ya no aguanto más, hace poco descubrí que me es infiel. El momento que lo enfrente, reaccionó de la peor manera. Me golpeó sin cansancio. Quise al otro día salir de mi casa. Lo único que me dijo, es que el tiene poder para quitarme a mis hijos y dejarme en la calle.
Mi Querida Susana:
Abandona ese lugar. Nadie puede quitarte a tus hijos, la ley te ampara.
Tu Amiga Karina