Sara Carbonero dio a luz a su hijo en el hospital Rúber Internacional de Madrid.
La periodista llegó hoy al centro médico madrileño acompañada de su pareja, el futbolista Iker Casillas. Ayer ambos estuvieron ya en la clínica donde la madre fue sometida a un último control médico. El bebé es un niño. La periodista fue tratada por la doctora Elena Carrillo de Albornoz.
En los últimos días Casillas ha confesado que está «nervioso» por la llegada de su primer hijo y «preparado» para cambiar pañales y pasar noches sin dormir.
También ha mostrado en Twitter e Instagram fotos de Carbonero durante la Navidad. La pareja ha pasado estos días entre el pueblo de ella, Corral de Almaguer, y el de él, Navalacruz. Dado el inminente nacimiento, el jugador no viajó a Doha con el Real Madrid el pasado miércoles. Carbonero ha desvelado que no tienen nombre elegido para su primer hijo. “Me gusta Iker, pero preferiría que no se llamara así”.
El pasado mes de julio la pareja comunicó que iban a ser padres antes de emprender viaje a las Sychelles donde pasaron varias semanas tras regresar de la Copa Confederaciones.
La pareja supo a primeros de mayo que iban a tener un hijo, pero decidieron guardar el secreto durante un tiempo. Querían estar seguros de que el embarazo iba bien e intentar que la noticia no afectara mucho su vida cotidiana. Así que Iker siguió con sus compromisos deportivos: concluyó la temporada con el Madrid y se fue con la selección a Brasil para la Copa Confederaciones.
Mientras, Sara Carbonero continuó con su trabajo como periodista deportiva en Telecinco y por sus obligaciones profesionales también estuvo en Brasil para informar de La Roja. Pero esta vez Carbonero no ocupó una posición a pie de campo durante los partidos, se sitió en el puesto de comentaristas junto a Kiko Narváez y Manu Carreño. Periodistas que acompañaron a Carbonero durante su estancia en Brasil aseguran que en ningún momento sospecharon que estuviera embarazada.
Con su estilo singular, Carbonero se ha convertido en todo un icono de moda para las adolescentes y en un reclamo para las firmas de ropa.
Fuente: El País